martes, 4 de enero de 2011

Sprachkurs: los cursos de idiomas.

Existen en nuestra sociedad algunas actividades que por lo general están muy bien vistas, son constantemente recomendadas y hasta se considera que le “hacen bien” a uno. Las dos que más rápido se me vienen a la mente son hacer deporte y tocar algún instrumento. Son dos tareas recreativas que gozan de una muy buena reputación, incluso en algunos casos se las asocia casi directamente con la salud y la cultura. ¿A quién no le preguntaron alguna vez sí tocaba algún instrumento? ¿A quién nunca le preguntaron cuál era su deporte preferido?
A estas tareas recreativas que tanto se recomiendan y tan buena fama tienen yo quisiera agregar el aprendizaje de un idioma extranjero. Aprender una segunda lengua también es una actividad interesante, productiva, útil y enriquecedora. Uno descubre un mundo nuevo que hasta ese entonces era totalmente desconocido, empieza a conocer una cultura, una forma de pensar y una lógica que son nuevas y diferentes. Al conocer lo distinto uno toma una mayor conciencia de lo propio: al estudiar inglés uno puede notar que los verbos en ese idioma generalmente no se conjugan, y los que se conjugan lo hacen con pocas variantes, cuando se toma conciencia de esto uno puede darse cuenta de que el castellano no es tan simple y que tiene, en comparación con la lengua inglesa, una infinidad de conjugaciones verbales.
También es llamativo descubrir ciertas semejanzas en la lógica de distintos idiomas a la hora de formar palabras que no son tan fácilmente visibles, un ejemplo de esto es el propio verbo “descubrir” que, guiándonos por el sentido común, significa algo así como “ver o encontrar por primera vez algo que se desconocía”. Este verbo se compone por el prefijo “des” que, no siempre pero muchas veces, da una idea de “dejar de”, y el verbo “cubrir” que en algunos contextos se puede entender como sinónimo de “tapar”. Entonces podríamos entender la palabra “descubrir” como “dejar de cubrir”, sacar la manta que cubre a algo y de esta forma verlo por primera vez. En inglés esto es muy parecido, la palabra equivalente a descubrir es “discover”, no hay casi diferencias ya que la palabra viene también del latín y por eso, en ese caso, el verbo es muy parecido al castellano y tiene la misma lógica, “dis” también puede entenderse como “dejar de” o incluso como la negación del verbo (como por ejemplo: “disagree”, no estar de acuerdo, o estar en desacuerdo), “cover” literalmente es “cubrir”, o “tapar” (también se les llama así a las tapas de los discos e incluso, como todos sabemos, a los temas de un músico cantados por otro músico). En alemán la palabra es distinta, pero lo interesante es que la lógica se conserva, descubrir en alemán es “entdecken”, que está compuesta por el prefijo “ent” que en este caso sigue sugiriendo la misma idea del “des”, y el verbo “decken” que es justamente “cubrir”. Algunas veces, aunque el origen de las palabras no sea siempre el mismo, la lógica permanece. Si bien uno puede notar esto desde el propio idioma, es más fácil darse cuenta de la existencia de esta lógica mediante la comparación con otras lenguas.
Más allá de las utilidades prácticas que el dominio de un idioma extranjero puede tener, como ser viajar, leer la versión original de algunos textos, trabajar o estudiar afuera o hasta hablar con turistas, aprender otra lengua siempre termina contribuyendo al enriquecimiento de uno, ya que uno descubre lo ajeno y comienza a conocer aún mejor lo propio. Se produce un contacto con una nueva cultura y se aprende a pensar de otra manera.
Para los que no hayan estudiado ningún idioma más allá de la lengua materna, lo más aconsejable es aprender inglés, no solamente por su utilidad global sino también porque es un idioma que tiene una gramática bastante simple y fácil de aprender si uno realmente quiere. Para los que ya saben inglés lo mejor es buscar alguna otra lengua que les resulte interesante. Es común que los que ya saben bien inglés, lo hayan aprendido de muy chicos en el colegio o algún instituto, y no es lo mismo estudiar un idioma por obligación que hacerlo por placer a una edad que uno ya lo pueda apreciar.
Es importante que uno estudie una lengua que le resulte interesante. Si uno estudia por obligación o por una presión externa lo más probable es que no se encuentre muy motivado y el rendimiento y los resultados no sean buenos. Lo mejor y más conveniente es que se hagan cursos de dos o más clases por semana, he ido a cursos que eran una sola vez por semana tres horas y me terminaban resultando un martirio ya que en la última hora ya estaba pensando en cualquier otra cosa menos en el curso. Además de eso es más fácil organizarse si se va más veces a las clases y menos tiempo, ya que uno tiene más contacto con el idioma en la semana, le dan menos tarea para el hogar y tiene menos tiempo para dejarla para después, cosa que se termine haciendo más y mucho más cómodo.
Dos cosas que uno necesita a la hora de aprender un idioma son ganas y tiempo. Uno tiene que poner voluntad, hacer la tarea y estudiar para los exámenes, y además se necesita tiempo para poder digerir los conocimientos y aprender todo con calma. Es verdad que hay gente que aprende muchísimo sin hacer nunca la tarea, pero lo que pasa es que esa gente se esfuerza por aplicar el idioma en otros ámbitos, ya sea buscando cosas para leer en internet o chateando con nativos. La paciencia es otro factor importante y, visto desde cierto punto, una combinación de los dos factores anteriores, hay que tener en cuenta que no se va a adquirir un nivel alto en tres cuatrimestres, pero se puede poner voluntad para aprender bien lo enseñado. Los idiomas se estudian pensando en el largo plazo. Las personas que hacen cursos intensivos en unas pocas semanas para viajar por negocios no son un buen ejemplo, pueden necesitar adquirir en poco tiempo un dominio de la lengua, pero es difícil aprenderla bien en esos casos, ya que se complica hacerlo por placer y no tener presiones.
Con respecto a los cursos, es importante que en los niveles iniciales el profesor sea muy didáctico y sepa explicar todas las cuestiones gramaticales y los porqués de ellas. Los alumnos en el primer nivel vienen con un nivel nulo y lo principal es que el profesor sepa enseñar y orientar al estudiante en los primeros pasos. No se va a poder aplicar mucho material literario más allá de algunas canciones infantiles o poemas muy breves, sin embargo es importante que el docente tenga una cultura general del país cuya lengua enseña y la comparta con los alumnos. Para los cursos más elementales lo más importante es un profesor que sepa enseñar y explicar, también son importantes las nociones generales de la cultura del país.
En los niveles avanzados el alumno ya tiene cierta independencia en el uso del lenguaje y puede leer y averiguar varias cosas por su cuenta. Con cierta disciplina hasta podría ser autodidacta, ya que lo más elemental ya lo sabe y en general la mayoría de las cosas que le quedan por aprender son cuestiones de vocabulario y una mayor precisión del lenguaje. Es por eso que el rol del profesor en los niveles más altos consiste más que nada en hacer interesante la clase, debido a que las opciones del material para usar son muchísimo más variadas. El profesor de un nivel avanzado también debe saber explicar bien, pero su función es muchísimo más orientadora.
Los cursos en general deben seguir un método, pero al mismo tiempo es importante que el docente no se aferre a ese método y se ocupe de hacer las clases llevaderas e interesantes. En una oportunidad tuve una profesora A que exigía demasiado y al mismo tiempo daba muchas libertades, su función consistía más que nada en evaluar a los alumnos. Este tipo de curso complicaba mucho las cosas ya que por un lado uno se sentía bastante presionado y al mismo tiempo se sentía muy desorientado entre tantas libertades. Esas libertades consistían básicamente en leer libros y escribir textos sobre lo que uno quisiera, el problema estaba en que ya era difícil hacer esto siempre, y si uno además tenía que elegir algún tema, la libertad para hacerlo facilitaba la no elección.
También tuve el caso de una profesora B que era lo opuesto: los temas siempre eran los del libro y rara vez nos movíamos de ahí. Lo único que hacíamos que no estuviera dictado por el libro era hablar siempre al principio de la clase de algo que hubiéramos visto, leído o escuchado en la semana, o alguna experiencia propia que consideráramos interesante. El problema era que lo que yo considerara interesante posiblemente no lo era para los demás, y viceversa. A ellos no les interesaban los cómics o alguna película sueca cuyo estreno yo esperaba ansiosamente, y a mí no me llamaban para nada la atención los films sobre budistas. Aparte, éramos como doce alumnos y contando lo que cada uno tenía para aportar se pasaba la primera media hora, en parte eso no estaba tan mal, porque era un curso de tres horas, una vez por semana, y de esta forma, si bien aburrida, uno empezaba la clase un poco más relajado y distendido.
El profesor C era otro caso distinto. Enseñaba bastante vocabulario preciso sobre temas generales. También nos enseñaba muchas expresiones coloquiales que resultaban muy interesantes. Varias veces explicaba el sentido de las palabras narrándonos su origen y comparándolas con las del castellano, y además siempre contaba algunas cosas de historia, y ciertas anécdotas suyas bastante copadas. Las clases del profesor C eran geniales, lo único malo es que al libro lo veía muy por arriba y por ahí no se si aprendimos muy bien algunas cosas que estaban planeadas para ese nivel, pero de todas formas aprender se aprendió mucho y fue un curso que realmente valió la pena.
Es muy importante que el profesor también se empeñe en hacer interesante a un curso, pero al menos en mi caso personal, considero que un método o programa puede ser muy útil para medir los avances y tener una idea de qué es lo que se va a aprender, o al menos, qué es lo que se quiere aprender.
En los niveles elementales el rol didáctico del profesor es lo más importante, también obviamente importa que quien enseña pueda contar algo de la historia del idioma y algunas cuestiones culturales que ayudan a entender la lógica de las palabras, pero lo central en mi opinión es la enseñanza y la explicación. Los cursos avanzados son diferentes debido a la independencia que tiene el estudiante para averiguar y resolver ciertas dudas por su cuenta, es por eso que en estos cursos es importante que haya un profesor que pueda hacer divertida e interesante la clase, en ciertos casos con un poco de suerte, un curso avanzado puede llegar a resultar muy bueno si el profesor es un hablante nativo y se agrega al material de lectura alguna novela bien escrita y atrapante. Los cursos intermedios se encuentran en un punto de transición entre los básicos y los más altos, a medida que el alumno va avanzando, cada vez aprende menos gramática básica y se va dedicando más al vocabulario, a las expresiones coloquiales y a formas más precisas y específicas de expresar lo que ya sabe decir de una manera simple.
Aprender una lengua extranjera puede ser una actividad muy gratificante si uno realmente tiene el interés, la voluntad y la paciencia. Es una forma de tener contacto con otra cultura y conocer un mundo distinto al propio y una forma de pensar nueva. Podría decirse desde cierto punto de vista, que aprender un idioma nuevo es una forma de viajar intelectualmente.