Volvíamos de Luján después de un sabroso asadito entre amigos.
Éramos cinco y a Tinchi, el que manejaba, que a su vez también había sido el
organizador del asado, lo llamó una compañera del laburo para informarle sobre
el estado de un trabajo de investigación. Él estaba hablando con el celular un
poco nervioso mientras nosotros lo gastábamos.
- Che, Ale, - le comentaba yo al amigo que estaba
sentado a mi derecha – ¿Te diste cuenta que los padres, los profesores, los
curas, los canas, todos tienen un paquetito que tratan de meterte como si tu
cabeza fuera un buzón?
-
¿Por qué un buzón? ¿Qué representaría?
Ale, me había hecho una buena pregunta, sin notar que yo
estaba parafraseando una escena de una película.
-
Es interesante esa idea, Bellis, pero tendrías
que desarrollarla. – me comentaba mi amigo. Después de eso le hice notar que en
realidad le estaba hablando de una película, él no se acordaba de la escena
pero la había visto.
-
¿Sabés qué? –le comento a Ale- Está muy buena la
parte final de “Todo no se compra, todo no se vende”, pero sería aún mejor si
el protagonista se hubiera vuelto un represor o un empresario corrupto y al
final mostraran la filmación de cuando era joven e idealista como un contraste
con su adultez.
-
De una, aparte sería mucho más realista. Yo ando
con ganas de hacer una parodia porno de esa película, que se llame “Tanga
Feroz”- Y ni bien terminó de pronunciar la palabra “feroz”, todos nos empezamos a recagar de la risa, salvo Tinchi
que estaba disimulando el enojo mientras hablaba por el celular- y no sabés la
partuza que se arma en la escena que llega la policía…
Posiblemente esta sea una de esas anécdotas que solamente le
causan gracia a aquellos que la presenciaron, pero bueno, ¿qué quieren que les
diga?, yo me maté de la risa…